“No necesitamos silbidos, sino aplausos” decía Luis Enrique cuando era entrenador del Barcelona. Los aficionados que silban a sus equipos durante el partido son torpes.
Tan torpe como lo es el trabajador que critica a un compañero, o a un departamento de su empresa, a su jefe. O el jefe que hace lo propio de sus subordinados (lo más valorado en el trabajo para los empleados españoles – un 98,2% – es la relación con sus superiores y compañeros). Todo ellos son tan torpes como la madre o padre que crea un mal ambiente en la familia, criticando a sus hijos de forma directa o con ironías.
Torpe es según la RAE aquel que es deshonesto, indecoroso, infame, tosco, el que se mueve con dificultad. Lo contrario a ser torpe es el inteligente, ágil, acertado, ligero, fluido, habilidoso.
Creo que el que silba a su propio equipo ya no puede considerarse del equipo. El que forma parte de un equipo asume una responsabilidad individual en beneficio del interés colectivo. Anima al equipo, crea buen ambiente en la empresa, en su familia, en el colegio….
La educación te necesita. Por eso te proponemos que formes parte del equipo educativo. Te proponemos que pienses cómo puedes contribuir a mejorar tu escuela, a estimular a los profesores, a ser parte del éxito educativo.
“El éxito del sistema educativo no lo traerán los recursos ni las tecnologías. El triunfo solo llegará a la escuela si viene de la mano de las personas que participan en ella” escribe Mar Romera en “La escuela que quiero” (Editorial Destino)
Tus hijos te van a agradecer que formes parte del equipo de su escuela. Que juegues en el mismo bando, con la misma camiseta que los profesores, que el director, que otras madres y padres. Que les digas a los torpes que dejen de silbar, que ayuden o que al menos no entorpezcan. Y si no deponen su actitud, que les hables con severidad, con enfado, con razones y con emociones. Logra contagiarles tu entusiasmo, ilusión por hacer de tu cole un mejor cole. No permitas que te contagien su desánimo, su negatividad, su torpeza.
Acércate a ver a los profesores y profesoras de tus hijos y diles que vas a formar equipo con ellos. Diles que la educación te preocupa y te ocupa, que te pones a su lado, a su disposición, que quieres contribuir a que tu colegio sea El mejor colegio del mundo. El mejor colegio posible de tu mundo. Quizás tu colegio no tenga las mejores instalaciones, ni recursos, quizás tenga algunos profesores cabreados, desmotivados… pero deja que tu escuela te tenga a ti.
Hay muchos que piensan que los problemas de la educación son irresolubles mientras los políticos no se pongan de acuerdo y apliquen el sentido común a los asuntos educativos. Además, piensan que el sistema educativo es malo, que hay muchos profesores que no merecerían serlo, que limitan el futuro de sus alumnos. Es posible que algunos de ellos piensen que el mundo está mal y que esto no hay quien lo arregle. En definitiva, que debemos esperar a que todo esto cambie para intervenir, ahora es mejor cruzarse de brazos. O como mucho quejarse y criticar. Porque por mucho que pongamos de nuestra parte, no hay nada que hacer.
Otros pensamos diferente. Somos conscientes de que hay muchas cosas que mejorar y que algunas de ellas no están en nuestra mano. Sabemos que nuestra buena voluntad, nuestra contribución puede que no obtenga -aparentemente- fruto alguno. Que en el camino nos encontraremos agoreros, “baja a la tierra, pareces un quijote en un campo sembrado de minas”, incluso adversarios que esperábamos que estuvieran en nuestro bando.
Las escuelas cambian gracias a las personas. La escuela de tus hijos no la va a cambiar un ministro de educación, ni una ley, ni una pizarra digital ni un cambio en el temario. La podrá cambiar una directora, un director contagiando al resto de la comunidad educativa. O unos profesores luchadores, amantes de su profesión, ajenos a las circunstancias negativas que dan cada día lo mejor de sí mismos a sus veinte o veinticinco alumnos. Una escuela también la pueden cambiar o mejorar unas madres y padres empeñados en que su colegio sea el mejor colegio del mundo. Unos profesores, unas madres y padres que cooperan en equipo, generosos, trabajadores, creadores.
La escuelas las cambia el equipo educativo.